Las olas de calor son cada vez más frecuentes como consecuencia directa de los efectos del calentamiento global y el cambio climático. La Agencia Estatal de Meteorología augura que el verano será especialmente caluroso y seco en toda España, lo que favorecerá las olas de calor, y prueba de ello es que en los últimos 30 días hemos vivido dos de manera casi consecutiva.
El verano se está prolongando entre cinco y seis semanas más que en los años 80. Lo que a su vez provoca olas de calor cada vez más tempranas, de mayor duración y con una mayor frecuencia.
Según los registros del sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), del Instituto de Salud Carlos III, que detecta y mide los excesos de mortalidad ante cualquier situación de relevancia para la salud pública, la primera ola de calor ha sido la causante de 714 fallecimientos en nuestro país.
Los más afectados por esta primera ola han sido los más mayores y la Comunidad de Madrid, con 208 personas fallecidas. A pesar de que el calor afecte especialmente a las personas mayores, también tiene un impacto en la población activa, por estar más expuesta a temperaturas elevadas durante la jornada laboral.
Desde 1975, se vienen registrando en nuestro país temperaturas cada vez más elevadas y se atribuyen al calor extremo, al menos, entre 1.200 y 1.300 muertes anuales en todo el Estado, con episodios críticos como los vividos en 2003, cuando murieron en España 6.600 personas en 15 días; unas 70.000 en toda Europa.
El episodio de 2003 impulsó que, al año siguiente, el Ministerio de Sanidad español, al igual que hicieron las autoridades de otros países europeos, por primera vez se presentase el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Altas Temperaturas, dicho plan tiene como objetivo reducir el impacto sobre la salud de la población como consecuencia del exceso de temperatura y desde entonces se activa cada verano, entre junio y septiembre.
La Comunidad de Madrid también dispone de un Plan de Vigilancia y control de los efectos de las olas de calor, dirigido a profesionales sanitarios y la población en general.
Las zonas urbanas son mucho más vulnerables al calor extremo que los de las zonas rurales debido al fenómeno “isla de calor» que se produce principalmente en el corazón de las grandes ciudades.
El riesgo de pobreza aumenta con las altas temperaturas, los elevados de la electricidad y la pérdida de poder adquisitivo en muchos hogares, que aun disponiendo de aparatos de aire acondicionado tienen miedo de encenderlos ante la dificultad para hacer frente al pago de las facturas.
Por todo ello, es necesario avanzar también en políticas municipales como las desarrolladas por el Ayuntamiento de Getafe, que además de promover la prevención sanitaria, se complementan con otro tipo de intervenciones que abarcan el urbanismo y a su vez aumentan el conocimiento de la población.
En concreto, como intervenciones urbanas se llevan a cabo acciones como la concesión de ayudas a la rehabilitación de edificios e intervención en los hogares más vulnerables; la creación de nuevas zonas verdes que permitan refrescar los barrios; la instalación de fuentes para refrescarse o la habilitación de espacios refugios climáticos urbanos.
Mediante iniciativas urbanas innovadoras, como es el caso del proyecto EPIU Getafe Hogares Saludables, se interviene a diferentes niveles a escala de vivienda, edificio y barrio, con el fin de identificar situaciones de vulnerabilidad energética para poder aplicar soluciones a medida para cada caso concreto.
Desde EPIU, se pretende también abordar los efectos de estas temperaturas extremas e intervenir especialmente en aquellos hogares que se encuentran en situación de pobreza energética desde el ámbito municipal y en especial lo que sufren de pobreza energética escondida.
Dentro la campaña de sensibilización de verano dirigida a la población, queremos aprovechar para poner a disposición de la población 10 consejos a tener en cuenta y fáciles de poner en práctica para llevar mejor los efectos de las olas de calor.
- Proteger nuestras viviendas de la exposición solar mediante toldos, persianas, cortinas. Humedecer las cortinas y crear corrientes de aire puede mejorar la sensación térmica y humedecer el ambiente.
- Ventilación y refrigeración. Es importante procurar ventilar en las horas más frescas, impidiendo que el calor entre a las horas de mayor exposición solar. Crear ventilación cruzada y corrientes de aire nos puede ayudar. Los ventiladores a diferencia del aire acondicionado tienen un bajo consumo y mejoran nuestra sensación de calor, en caso de optar por el aire acondicionado se recomienda programarlo a 25 º C.
- Beber agua con frecuencia (2 l diarios), evitar cafeína y bebidas alcohólicas que favorecen la deshidratación.
- Comer alimentos ligeros y frescos a base de frutas y verduras, ensaladas gazpachos, para recargar el organismo de sales minerales.
- Ropa ligera, de fibras naturales (lino, algodón…), de colores claros y no muy ceñida. Cubrir nuestra cabeza con sombreros y gorras también puede ayudar.
- Prudencia a las horas de mayor exposición. Evitar salir en las horas centrales del día (en la medida de nuestras posibilidades) / Evitar el ejercicio y el esfuerzo físico durante esas horas.
- Buscar edificios públicos refrigerados como refugio (bibliotecas, centros cívicos, piscinas, parques y zonas verdes…).
- Refrescarse mediante duchas, pulverizadores, toallas humedecidas, baños en piscinas, …
- Proteger a personas mayores, bebes y adultos con patologías previas como problemas respiratorios y de circulación, los más afectados por las olas de calor.
- Acudir al centro de salud si sufrimos un golpe de calor. Se puede presentar a través de alteraciones digestivas y neurológicas, este último se puede presentar como visión borrosa, dolor de cabeza, problemas sensoriales en casos severos.
En ocasiones el cuerpo no puede regular la temperatura, dejando de transpirar para conservar agua, incrementando la temperatura corporal, por lo que la personas pueden presentar fiebre elevada.
Si una persona está sufriendo un golpe de calor. Se aconseja trasladarla a un lugar fresco, intentar que ingiera agua poco a poco, aun así, si se observa fiebre, vómitos y no puede hidratarse se recomienda acudir al centro de salud.
Autora: Yolanda Picazo Ramírez, coordinadora de Proyectos del Área de Energía de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA).