La vulnerabilidad energética es el resultado de la conjugación de tres factores. Por un lado, el elevado coste de la factura eléctrica, por otro los bajos ingresos familiares, y por último, la ineficiencia energética de las viviendas. Hoy en el blog os queremos ofrecer 10 trucos sencillos y económicos para ahorrar energía en tu hogar y conseguir mantener una temperatura más saludable.
1. Revisa tu factura de la luz
Elegir un tipo de contrato que se ajuste mejor a tus necesidades y hábitos energéticos redundará en un mayor ahorro económico. Debes revisar la potencia y la tarifa contratada, como ya te explicamos en nuestra entrada del blog sobre cómo leer la factura eléctrica. Por ejemplo, con la Tarifa de Discriminación Horaria, la energía es más barata desde las 23 horas hasta las 13 horas del día siguiente, y puedes llegar a ahorrar cómo mínimo 70 euros al año, según la OCU.
Además, mantén un registro de los consumos eléctricos. Así te darás cuenta, cuanto antes, de cuándo hay algún consumo excesivo, y podrás ponerle remedio enseguida.
2. Mejora el aislamiento
Es a través de puertas y ventanas por donde más se nos escapa la energía y por donde entra más frío en invierno. Colocando burletes autoadhesivos en ventanas y puertas, conseguirás estancar mejor las estancias y mantener la temperatura deseada. Es un producto económico que se puede conseguir en cualquier ferretería y su instalación es muy sencilla.
En invierno, cerrando las persianas durante la noche conseguirás mantener el calor acumulado en el interior de la vivienda. Y en verano, puedes proteger tu casa de las horas de más sol cerrando las ventanas, persianas y abriendo los toldos.
3. Aprovecha la luz natural
Sabías que la luz supone una quinta parte de nuestro consumo eléctrico total. La luz blanca, como las que emiten las bombillas led, es la más adecuada para el ojo humano, pero no solo ahorrarás cambiando tus bombillas tradicionales por bombillas led. Intenta aprovechar el máximo de luz natural y elige colores claros para las estancias. Limpia las ventanas para que entre el máximo de luz y también, al menos una vez al año, las lámparas y sus mamparas, ya que suelen acumular cantidad de polvo.
4. Ajusta la temperatura de los termostatos
Según el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), la temperatura recomendada en espacios donde mantenemos actividades sedentarias -como en casa- es de entre 23ºC y 25ºC en invierno y entre 21ºC y 23ºC en verano. Y ojo, un grado más o un grado menos puede suponer ¡hasta un 7% más en tu consumo!
En verano, plantéate utilizar humidificadores y ventiladores -mejor si son de techo- , ya que reducen la sensación térmica entre 3ºC y 5ºC, y consumen mucha menos energía que los sistemas de aire acondicionado. Y ventila la casa durante la noche o a primera hora de la mañana, cuando la temperatura exterior es mas baja.
5. Nada en ‘stand by’
Las pantallas y dispositivos electrónicos que dejas en stand by (se queda el piloto rojo encendido) siguen consumiendo energía, aunque no los utilices. Un truco es conectar todos los equipos: televisor, dvd, minicadena, ordenador, impresora…) a un ‘ladrón’ o base de conexión múltiple. Así te será más sencillo apagar todos de golpe, y puede llegar ahorrar bastante al acabar el año.
6. Tapa las ollas
Tapa las ollas y sartenes cuando cocines para que no se escape el calor y llegues al punto de cocción más rápido. Además, puedes aprovechar el calor residual de la cocina y el horno cuando acabes de cocinar, especialmente si tienes vitrocerámica ya que éstas permanecen calientes durante un tiempo después de ser apagadas.
Y cuando utilices el horno, no abras la puerta hasta que termines de cocinar -a no ser que necesites darle la vuelta a los alimentos-, así evitarás el desperdicio de energía.
7. Programa tu termo eléctrico
Los termos eléctricos son bastante ineficientes energéticamente, ya que consumen energía continuamente para mantener el agua caliente durante todo el día. Si tienes rutinas establecidas, puedes ahorrar bastante simplemente instalando un temporizador. Por ejemplo, si te duchas a las 7 de la mañana, bastará con que lo programes para que se encienda de 6 am a 7 am -dependiendo de cuánto tarde tu termo en calentar el agua-.
8. Volvamos a poner de moda lo manual
Se ha puesto de moda utilizar aparatos eléctricos para muchas acciones que se pueden hacer de forma manual sin apenas esfuerzo. Cepillarse los dientes, exprimir una naranja, afeitarse… Analiza qué pequeños aparatos electrónicos te generan una dependencia energética que te podrías ahorrar.
9. Plan de mantenimiento
Muchos de los electrodomésticos necesitan que los limpies a fondo y que realices un mantenimiento un par de veces al año para que funcionen de forma eficiente y para maximizar su tiempo de vida útil. Algunas de las tareas que debes realizar son limpiar los filtros del aire acondicionado, purgar los radiadores para que no tengan aire dentro o quitar el hielo y la escarcha del congelador.
10. Implica a toda la familia
Muchos de los trucos para ahorrar energía implican un cambio de hábitos. Involucra a toda la familia a la hora de poner en marcha buenas prácticas y entre todos seguro que os ayudáis. Algunos de esos cambios, además de los que os hemos comentado más arriba, son: no abrir y cerrar continuamente la nevera, aprovechar que se enciende el horno para cocinar varios platos, apagar las luces al salir de las estancias, cerrar puertas y ventanas cuando tenemos los sistemas de calefacción o aire acondicionado encendidos o poner la lavadora y el lavavajillas cuando estén llenos.