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Democracia Energetica

Democracia energética: El papel de la ciudadanía como motor de cambio en la transición energética

Vivimos tiempos de cambio. Revolución tecnológica, transición energética y ecológica… Y en este contexto, se vuelve realmente importante destacar ideas e iniciativas que, desde la ciudadanía, promuevan estos cambios para que sean afrontados por todos los agentes. En esa confluencia entre participación ciudadana y el aprovechamiento de sinergias de las energías renovables, cada vez más accesibles, se encuentra el concepto de ‘democracia energética’, que abordamos en esta ocasión.

¿Qué es la ‘democracia energética’?

El concepto de ‘democracia energética’ ha sido adoptado por muchas organizaciones gubernamentales y activistas, principalmente en Europa, preocupadas por cómo aprovechar la transición energética para hacer que la ciudadanía sea partícipe de este cambio, pero, sobre todo, que sea también conocedora de él.

Se han dado muchas definiciones. Una de las primeras fue propuesta durante un campamento de activismo climático alemán ya en 2012, en el que se empezaba a hablar de “cooperativas energéticas”, de una “descentralización de la generación de energía” o de empresas municipales que la gestionaran directamente. Después, centros como la Fundación Rosa Luxemburgo han aterrizado el concepto desde el punto de vista académico.

En resumen, con democracia energética nos referimos a sistemas energéticos más descentralizados y controlados por la sociedad.

Llevándolo a un terreno más práctico, dentro de la democracia energética se abre el abanico hacia el fomento del autoconsumo, gracias a que las nuevas tecnologías renovables lo permiten, o hacia métodos para que cada ciudadano o ciudadana sea capaz de elegir si solo quiere consumir energía renovable en su hogar, una opción que las compañías comercializadoras cada vez están haciendo más habitual.

Pero la idea de democracia energética no se completa sin tener en cuenta otros avances sociales ocurridos en los últimos años, como la puesta en marcha de presupuestos participativos en numerosas ciudades, como el caso de Getafe y otros muchos ayuntamientos de España. En pocas palabras: se trata de dar a la ciudadanía la capacidad de elección sobre la gestión de la energía.

En muchos lugares, el concepto de democracia energética también está asociado a la expansión de las iniciativas locales, como las cooperativas de consumo energético a pequeña escala en comunidades de vecinos y vecinas, que generan y distribuyen electricidad basada en fuentes renovables. Algunos de estos casos ya se empiezan a ver en España y, con la nueva regulación de autoconsumo, irán a más.

Y, por supuesto, hablar de democracia energética también es hacerlo de pobreza energética, ya que apunta al derecho de la energía y de garantizar que todo el mundo tenga acceso a esa energía. Es fundamental, igualmente, que se difunda conocimiento sobre esta problemática, algo que hacemos en EPIU Getafe Hogares Saludables y que puede ayudarnos a tomar mejores decisiones para atender a las personas que la sufren.

¿Pero qué experiencias existen?

En 2014, este concepto copó varios titulares gracias a la iniciativa de la localidad francesa de Boulogne-Billancourt. La ciudad participó en el desafío de alcaldes del grupo filantrópico Bloomberg, presentando una visión entonces innovadora de la democracia energética, basada en la limitación del uso de combustibles fósiles y un sistema de incentivos para animar a la ciudadanía en la reducción de su consumo de energía.

Estamos hablando de 2014, y hoy algunas de esas ideas son una parte básica de los programas de la mayoría de ciudades europeas gracias a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y han ayudado a la mayor concienciación sobre el reto del cambio climático.

Dan Weeks, director de ReVision Energy, una cooperativa de energía solar con sede en Nueva Inglaterra (Estados Unidos) también ejemplificaba en esta charla TED cómo muchos de los cambios que propone la democracia energética están ya cerca gracias al abaratamiento de las energías renovables y el avance de la tecnología. «Hoy la gente tiene mucho más fácil elegir qué tipo de energía quiere consumir y de qué forma, y en poco tiempo será normal que la generemos nosotros mismos», comentaba. Weeks cree que, desde la ciudadanía, se pueden impulsar todos estos cambios y realizar con éxito la transición de los combustibles fósiles a la energía limpia, si llegamos a concienciarnos y conocemos mejor cómo funciona el sistema energético.

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