El viernes 5 de abril de 2019, el Gobierno español aprobó la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024 en la que se señala que, entre 3,5 y 8,1 millones de personas -en función del indicador utilizado- se encuentran en situación de pobreza energética en España.
Aunque con la actual situación de pandemia que estamos viviendo y la crisis económica consiguiente, seguramente habrá aumentado el número de personas afectadas, por sí mismos esos datos que hemos apuntado, de entre 3,5 y 8,1 millones de personas en situación de pobreza energética, son ya de por sí solos suficientemente concluyentes para comprender la gravedad e importancia del problema.
Y esos mismos números son determinantes para llegar a la conclusión de que para hacer frente a la pobreza energética es imprescindible contar con la colaboración de los ciudadanos. La participación ciudadana resultará necesaria para encontrar a quienes no pueden vivir confortablemente, porque sus recursos económicos no están equilibrados con sus necesidades básicas energéticas.

Pero la pobreza energética no solo tiene que ver con la imposibilidad de pagar el consumo necesario para vivir en unas condiciones dignas y confortables. Otras dos perspectivas del problema a considerar son la vulnerabilidad social de las personas afectadas y el impacto ambiental de la pobreza energética. El que evitemos que nuevos vecinos sufran exclusión social como consecuencia de la pobreza energética es una labor de todos. En cuanto a la contribución a la sostenibilidad ambiental, hasta ahora no ha sido suficiente la labor informativa realizada, así que debemos seguir esforzándonos por reducir la reducción las emisiones de CO2 y del consumo de energías fósiles. Solucionar la pobreza energética ayudará necesariamente a un consumo más racional de la energía. El ciudadano debe ser consciente de su obligación en la contribución a la sostenibilidad, debe querer participar de las iniciativas que tengan ese objetivo.
Pero no solo es preciso el concurso de la participación ciudadana para acotar el problema, también es determinante a la hora de concretar las medidas necesarias para corregir esa situación y cómo se deben aplicar. Pero para ello resultará clave el empoderamiento de la población, que deberá serlo en una triple vertiente. Por un lado, el ciudadano tendrá que ser consciente de que situarse por debajo de determinados umbrales mínimos de consumos energéticos puede ser perjudicial para su salud. No solo deberá tomar conciencia de que ello puede significar un problema, sino también de querer averiguar si puede existir una situación real de pobreza energética. Para ello será preciso informarle y formarle, se le deberán explicitar las alternativas existentes para su solución y abrirle la puerta para que conjuntamente se adopten las más adecuadas para cada caso.
En muchas ocasiones la pobreza energética tiene una estrecha relación con una vivienda energéticamente ineficiente, con un hogar que no alcanza unas condiciones mínimas. Si esa vivienda reúne unas condiciones adecuadas, la solución al problema puede estar más cerca. Hasta ahora las mejoras de la eficiencia energética de los edificios no están siendo suficientes, será preciso que se profundicen en las medidas para que sean más efectivas. Deberemos seguir empoderando a la ciudadanía para que comprenda que la mejora de la eficiencia energética edificatoria contribuye a la sostenibilidad medio ambiental.
El proyecto EPIU Getafe-Hogares Saludables tiene como eje central de actuación la implicación ciudadana. Se necesita su colaboración y se ofrecerá información. Con su deseo de formar parte del proyecto se podrá conseguir detectar las personas que pueden estar afectadas por la pobreza energética. Su ayuda en las campañas para el establecimiento de sensores en las viviendas, en las encuestas que se realicen, en los talleres que se propongan y en todas las iniciativas programadas, determinará el éxito del proyecto.

Será preciso que sepan que existe EPIU Getafe-Hogares Saludables, que colaboren activamente para que se pueda determinar a quienes se debe dirigir. Pero también la participación en las soluciones y en su aplicación será decisiva. El diseño de las medidas y, por supuesto, de su puesta en práctica deberá hacerse con la ciudadanía. Deberemos crear los canales adecuados para formarles. Deberán ser activos en esa colaboración. Deberán venir a nuestro encuentro. Las comunidades de propietarios serán unos foros imprescindibles. Avanzar en la mejora en la toma de decisiones también será clave. Si al final EPIU Getafe-Hogares Saludables tiene éxito lo será porque la ciudadanía quería y consiguió colaborar, porque encontramos a los afectados por la pobreza energética y porque se diseñaron y aplicaron soluciones efectivas, porque nadie se sintió estigmatizado, sino todo lo contrario, que desearon, por encima de todo, tener un hogar saludable.
Autor: Ángel Fernández, gerente de la Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda de Getafe.