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Tomando el pulso térmico de las ciudades: Medir para actuar

El verano pasado fue el más cálido de los últimos 60 años[1] y trajo consigo, además, la segunda ola de calor más larga desde que hay registro en España, con un total de 18 días de duración. La tendencia climática[2] es clara: las temperaturas estivales serán cada vez más altas.

Este escenario supone un desafío más al que deben hacer frente los hogares que se encuentran en situación de pobreza energética, aumentando los esfuerzos necesarios para lograr tener una temperatura adecuada en el interior de la vivienda, y que para muchos se traduce en un objetivo inalcanzable.

Ante el constante aumento del coste de la energía, y los veranos cada vez más severos, el uso de estrategias pasivas para enfriar nuestras viviendas emerge como una solución adecuada para todos los hogares y, en particular, para aquellos que se encuentran en una situación de pobreza energética.

Una de las estrategias de enfriamiento más efectivas es la ventilación nocturna, que nos permite hacer uso del aire exterior para bajar la temperatura en el interior de nuestras viviendas. Sin embargo, su uso queda limitado cuando nos encontramos ante noches tórridas, de temperaturas mínimas muy elevadas (>25 ºC), donde el aire exterior pierde la capacidad para refrescar el ambiente interior de nuestro hogar.

Las ciudades durante el día acumulan calor, y luego lo liberan durante la noche provocando que la temperatura del aire aumente. Este fenómeno se conoce como isla de calor urbana y su intensidad se distribuye heterogéneamente por la ciudad. Debido a esto, es preciso lograr identificar no sólo las zonas urbanas que se encuentran expuestas a las temperaturas más altas, sino también conocer dónde se localizan los grupos más vulnerables.

 

   Figura 1. Passeig de Sant Joan, Barcelona

 

[1] https://www.miteco.gob.es/es/prensa/ultimas-noticias/2022-contin%C3%BAa-la-tendencia-y-se-posiciona-como-el-a%C3%B1o-m%C3%A1s-c%C3%A1lido-en-espa%C3%B1a-desde-que-hay-registros-/tcm:30-552267

[2] https://cds.climate.copernicus.eu/cdsapp#!/software/app-c3s-global-temperature-trend-monitor?tab=app

La mitigación de la isla de calor urbana es uno de los mayores desafíos que tienen las ciudades de cara al cambio climático. Muchos proyectos se han desarrollado buscando dar respuesta a este fenómeno. Las estrategias principales buscan aumentar la presencia de la vegetación, incorporar el uso del agua en el espacio público, o dotar de elementos de protección frente a la radiación solar. Sin embargo, el impacto de cada una de estas actuaciones es variable y puede depender de las condiciones urbanas preexistentes, de cómo se combinen entre ellas, e incluso del clima de fondo que exista en una ubicación concreta. Necesitamos, por tanto, medir el impacto que se está alcanzando a través de las propuestas de tal forma que nos permita conocer si estamos alcanzando el grado de mejora deseado.

En el marco del proyecto EPIU Getafe Hogares Saludables, se ha realizado el despliegue de una red meteorológica para recoger datos de temperatura y humedad en diversos puntos de la ciudad. La distribución de los sensores que componen esta red se realizó buscando la máxima representatividad de cada uno de los tipos de tejido urbano que componen el centro urbano de Getafe.

Esta red cumple dos funciones principales: por una parte, ayuda a identificar las zonas más expuestas al calor en el municipio de Getafe para determinar áreas de prioridad de actuación y caracterizar el comportamiento térmico de los tejidos urbanos; por otra, contribuye a cuantificar el impacto microclimático  de las intervenciones en el espacio urbano desarrolladas en el marco del proyecto para evaluar y validar la eficacia de las mismas.

Como novedad, los sensores de esta red no permanecen fijos de forma indefinida en cada punto, sino que se desplazan con una cierta periodicidad a nuevos puntos del municipio. Esto, complementado con la modelización de datos mediante inteligencia artificial, permite obtener información climática con una mayor resolución espacial y temporal, logrando obtener subproductos como años meteorológicos típicos, contribuir al desarrollo de estudios epidemiológicos, etc.

Figura 2. Equipo de monitorización compuesto por un sensor de temperatura y humedad, protector contra la radiación solar y un datalogger para la transmisión de los datos registrados.

 

De forma complementaria a esta red distribuida por el conjunto del municipio, también se han desplegado equipos de medición en la escala microclimática, generando dos pequeñas redes de monitorización microclimática en cada una de las dos zonas de intervención urbana del proyecto, situadas en los barrios de Las Margaritas y de Fátima-Alhóndiga. Cada una de estas redes se conforma por tres sensores fijos: uno situado directamente sobre la zona de intervención, y otros dos perimetrales situados en el entorno de la intervención, lo que ayudará a evaluar la mejora de las condiciones microclimáticas asociadas a cada intervención.

El sistema de monitorización en ambas escalas se conforma por una serie de equipos de medición que recogen datos de temperatura y humedad y cuyos datos se transmiten de forma remota a unos receptores (gateways). Esta transmisión de datos se realiza mediante la tecnología LoRa/LoRaWAN. Entre las ventajas de este sistema están las largas distancias que se pueden cubrir (de varios kilómetros) y su reducido consumo energético (las baterías de los equipos pueden durar varios años). Además, gracias a su integración en la  plataforma comunitaria y abierta The Things Network, estos equipos permiten ampliar la dotación de cobertura LoRaWAN gratuita en el municipio, lo que contribuye al desarrollo de proyectos de ciencia ciudadana.

La utilización de estas herramientas constituye un paso más para encaminar nuestras ciudades a la resiliencia climática. A través del sistema de sensorización urbana, el proyecto EPIU Getafe ahonda en la evaluación de la efectividad de las intervenciones orientadas a la adaptación de las núcleos urbanos y que, cada vez de forma más frecuente, se llevan a cabo en ciudades de todo el mundo. Su utilidad además, trasciende al proyecto, al conformarse como una herramienta continua de apoyo a la decisión informada para la administración pública, a la vez que los datos recogidos podrán ser puestos a disposición de la ciudadanía para su consulta.

Autores/as:

Patricia San Nicolás Vargas, Arquitecta e investigadora de la Universidad Politécnica de Madrid

Miguel Núñez Peiró, Doctor e investigador de la Universidad Politécnica de Madrid

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