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Cambio Climático y Pobreza energética

COP26: El papel de la pobreza energética en el debate del cambio climático

El debate sobre el cambio climático y cómo combatirlo o aminorarlo, por fortuna, está más presente que nunca. A fecha de publicación de este artículo en nuestro blog, se está celebrando la COP26 de Glasgow, que tiene como objetivo fijar unos contenidos realistas a los compromisos adquiridos por la mayoría de estados del mundo en el Acuerdo de París.

Sin embargo, cuando hablamos de cambio climático, a menudo el concepto de pobreza energética suele quedarse en un nivel inferior, frente al apoyo a las energías renovables, la reducción de emisiones o el avance de una movilidad más sostenible. Y no debería ser así. La reducción de la pobreza energética, tanto en el ámbito local (como promovemos en EPIU Getafe) como en el mundial es un objetivo que puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

En esta otra entrada de nuestro blog ya te hablamos de un reciente informe que concluía que, de hecho, la pobreza energética iba asociada al uso de electrodomésticos y combustibles menos eficientes, y por lo tanto más contaminantes.

Pero es que, además de eso, resolver el problema ambiental, económico y social que es el cambio climático no puede entenderse sin resolver el problema de pobreza energética.

Impactos de ida y vuelta

Hoy ya contamos con el consenso científico de que el cambio climático está causado principalmente por el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas. La pobreza energética está causada, en la mayoría de ocasiones, por la falta de acceso a servicios energéticos modernos o por la incapacidad de poder asumirlos económicamente.

Sin embargo, a veces, como decíamos, se ve la combinación entre cambio climático y pobreza energética como una dualidad:

Podría pensarse que ayudar a que millones de personas en países pobres tengan acceso a la electricidad y a que otros tantos en países desarrollados, pero en situaciones precarias, dispongan de mejores instalaciones, podría aumentar en gran medida el consumo de energía en el mundo y las consiguientes emisiones de GEI.

Por su parte, también se puede creer que invertir dinero para mitigar el cambio climático puede verse como una forma de utilizar recursos valiosos que podrían beneficiar directamente a personas con necesidades materiales.

¿Cómo podemos abordar tanto la pobreza energética como el cambio climático, entonces? Pero como decimos, aunque la actuación en estos dos temas pueda parecer muy contradictoria, tienen todo en común.

Un buen ejemplo a nivel mundial que resaltan instituciones como el Banco Mundial es la situación que se da en el país más pobre y uno de los más castigados del mundo: Haití. La población de Haití quema cantidades considerables de biomasa, en forma de madera, para satisfacer sus necesidades energéticas básicas. Se trata de un caso extremo de pobreza energética.

La madera utilizada para crear carbón vegetal se recoge mediante la tala de los bosques occidentales de la isla de La Española. Las fotos de satélite contrastan dramáticamente los frondosos bosques de la República Dominicana (donde la pobreza energética es menor) con el páramo de Haití. Y la deforestación es catastrófica para la mitigación del cambio climático.

Montañas de Haiti deforestadas
Montañas de Haití deforestadas. Imagen vía Wikimedia Commons.

En los países desarrollados también se observa la necesidad de abordar dos grandes problemas a la vez. Por ejemplo, Grecia vio aumentar los niveles de contaminación como consecuencia de la crisis financiera que tanto azotó al país heleno, en particular desde 2008. Con la entrada en vigor de las medidas de austeridad, el Gobierno griego aumentó los costes de calefacción y los impuestos sobre la electricidad. Para los que tienen problemas económicos, esto llevó a la tala ilegal de madera como fuente de energía.

Energías más innovadoras y renovables

La inversión en energías renovables aborda simultáneamente la pobreza energética y el cambio climático. La sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía más limpias puede reducir el cambio climático, aunque aumente el consumo total de energía. Igualmente importante es el hecho de que una mayor adopción de las energías renovables disminuirá los costes de producción y aumentará el uso en los países en desarrollo, reduciendo aún más las emisiones y abordando al mismo tiempo la pobreza energética.

La ecuación aquí es simple: aunque las personas que antes estaban en una situación de pobreza energética sigan aumentando su riqueza e incrementen su consumo de energía, con las fuentes de energía renovables el futuro puede ser más limpio y seguro.

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