El mes de abril comienza con la presentación del tercer avance del Sexto Informe de Evaluación del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) -Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático-. El pasado agosto veía la luz un primer avance que incidía en los aspectos físicos y la base científica del cambio climático; el segundo informe presentado a finales de febrero se centraba en las consecuencias que se producirán en el mundo; y en este tercero, se muestran de qué vías de solución y oportunidades disponemos para hacer frente al cambio climático.
Con este último avance se completan el total de las investigaciones llevadas a cabo durante estos últimos 7 años en materia de crisis climática por los Grupos de Trabajo I, II y II del Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático.
En la entrega del pasado febrero, el Grupo II del Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático, sentaba las bases científicas y físicas de la adaptación, impactos y vulnerabilidad que se producirán en el mundo a raíz de esta problemática.
La documentación compartida, en abierto y de libre consulta desde la plataforma del IPCC estaba dividida en 18 capítulos, lo que permite mostrar una visión integral desde distintas disciplinas, que abarca desde la biodiversidad y los impactos en océanos hasta la pobreza energética y la exposición a extremos térmicos.
En este informe se visibilizaron las consecuencias del aumento de fenómenos meteorológicos extremos sobre las diferentes especies de animales y plantas. Los impactos de las sequías, olas de calor e inundaciones aumentan la mortalidad y producen cambios irreversibles sobre diversas especies animales, árboles y corales.
En ecosistemas con múltiples conexiones e interdependencias, estos impactos en cascada resultan cada vez más difíciles de seguir y paliar. También quedó reflejado cómo las actividades humanas tienen una repercusión directa sobre los ecosistemas, que a su vez sostienen los servicios esenciales para el desarrollo de la vida humana.
Entre las consecuencias que tienen un impacto directo sobre la población se encuentran la inseguridad en materia de alimentación y acceso al agua. Estas problemáticas activan mecanismos de adaptación que dejan ver las brechas cada vez mayores entre las diferentes geografías.
Se señaló a su vez a las ciudades como puntos críticos de impactos y riesgos. La urbanización en crecimiento constante aglomera en ciudades ya a más de la mitad de la población mundial. Todo el soporte que orbita en torno a ellas, desde la energía y el transporte, hasta la salud y el empleo, se ve cada vez más afectado de manera negativa por las consecuencias del cambio climático. En algunas ciudades próximas a la costa, además, ya es posible ver cómo el aumento del nivel del mar causa estragos.
Es en estas ciudades donde también se encuentran las oportunidades más señaladas en los avances segundo y tercero del sexto informe como medida de cambio y oportunidad: trabajar con el soporte edificado para asegurar una transición ecológica que pueda dar respuesta a los diferentes desafíos de adaptación.
Tanto en el avance compartido el pasado febrero, como en el que ve la luz ahora en abril, se hace referencia en varias ocasiones a la problemática de la pobreza energética y, en concreto, se incide sobre las consecuencias del cambio climático sobre la pobreza energética de verano.
En sus más de 5.000 páginas en total, en las dos últimas entregas se recoge en más de una sección cómo el soporte edificado ineficiente, los bajos ingresos y los problemas sobre las infraestructuras energéticas afloran esta problemática cada vez más presente en Europa.
Además, a lo largo del documento se hace referencia a cómo la mejora de la calidad de aire interior y la reducción del fenómeno ‘isla urbana de calor’ pueden tener un efecto directo sobre el ahorro energético y beneficiar al stock edificado en las ciudades.
También se insiste en ambos en el impacto en la salud que supone la exposición a extremos térmicos que sufren los hogares en situación de pobreza energética. Incluye en su bibliografía documentos y evidencias desarrolladas por investigadoras del proyecto EPIU Getafe Hogares Saludables, donde se demuestra que aquellos hogares que viven en edificios energéticamente ineficientes, además no pueden permitirse disponer de aire acondicionado para hacer frente a las altas temperaturas en verano.
Además, señala que la pobreza energética de verano es más prevalente en países del sur y el este de Europa donde la exposición a olas de calor aumenta cada año.
Los avances presentados siguen la clasificación propuesta por Naciones Unidas y hacen referencia a la pobreza energética como uno de los Objetivo de Desarrollo Sostenible (Sustainable Development Goal) a erradicar.
En el segundo avance presentado el pasado febrero se incluyen las llamadas Hojas Informativas regionales -o Fact Sheets- que resumen los contenidos claves para hacer frente a los principales impactos y riesgos.
Dentro de la Hoja Informativa de Europa, se plantean los hábitos de uso y acondicionamiento pasivos, las intervenciones en edificios y la rehabilitación, la refrigeración del espacio exterior y la planificación urbana como opciones de adaptación que incorporar.
Incluido en los anexos, es posible encontrar el Resumen enfocado a diseño de políticas. En este documento se resalta de nuevo en la importancia de actuar sobre el entorno urbano para frenar el cambio climático y se menciona de forma explícita la necesidad de mejorar la eficiencia energética de cara a reducir la exposición a extremos térmicos de la población más vulnerable.
El tercer avance, que ha visto la luz a principios de abril, explora en 17 capítulos las claves para la mitigación del cambio climático. En línea con el segundo de los avances presentados, se destaca la importancia de erradicar la pobreza energética y se relaciona de manera directa con la salud y la necesidad de trabajar sobre el soporte edificado para asegurar eficiencia energética.
En el proyecto EPIU Getafe Hogares Saludables se plantean diferentes medidas que sirven como ejemplo de las recomendaciones recogidas en este último avance del Sexto Informe del IPCC.
El anclaje en lo social, con medidas como el asesoramiento individualizado y el empoderamiento de la población de cara a tener una visión crítica sobre sus hábitos de consumo y sus facturas energéticas, permite sensibilizar sobre los cambios que necesitamos incorporar como sociedad.
La intervención a escala urbana, con un claro foco en mitigar los efectos de las temperaturas extremas durante el verano, nos habla de la importancia de estudiar el microclima urbano y de su estrecha relación con el bienestar.
Las diferentes intervenciones a escala edificio y las soluciones a medida a escala vivienda, inciden en la importancia de trabajar sobre soporte edificado y serán los ejemplos de buenas prácticas a implementar en otras localizaciones en un futuro.
Es por ello que proyectos como EPIU Getafe están llamados a ser la clave para conseguir ciudades resilientes que miran hacia una transición eco-social sostenible y respetuosa con el planeta. La triple actuación (escala urbana, escala edificio y escala vivienda) que incorpora el proyecto es un claro ejemplo de cómo diseñar actuaciones integrales para atajar problemas multidimensionales como lo es la pobreza energética.
Autora: Marta Gayoso Heredia, arquitecta, máster en Estudios de Género y alumna de doctorado e investigadora del grupo ABIO (Arquitectura Bioclimática en un entorno sostenible). Actualmente, miembro del equipo de investigación de la Universidad Politécnica de Madrid en el proyecto COOLTORISE y EPIU Getafe.