La pobreza energética no incide de la misma forma en toda la población: hay colectivos más susceptibles de sufrir esta desigualdad tales como mujeres que viven solas o familias monoparentales con hijos menores de 16 años a cargo.
¿Cómo viven estos menores la situación? De este colectivo apenas hay datos que demuestran las consecuencias de la falta energética en un hogar desde una temprana edad.
Hemos dedicado artículos anteriores a mostrar la realidad de muchas mujeres, personas mayores y ciudadanía en general. Por eso, en esta entrada nos centramos en los más jóvenes.
La pobreza energética en hogares con niños, niñas y adolescentes
La precariedad energética normalmente no es el único problema al que se enfrentan estos jóvenes. Cuando una familia vive esta situación, pueden recurrir a diferentes estrategias:
- Reducir el consumo energético por debajo de las necesidades familiares.
- Reducir el consumo de otros bienes y servicios para poder hacer frente a la factura eléctrica.
- Retrasar el pago de sus facturas, con el correspondiente endeudamiento y estrés generado.
Las 3 situaciones impactan en la salud física y mental, educación y seguridad de quienes la padecen.
En cuanto a la salud física, las enfermedades respiratorias, como el asma o la bronquitis, son las más frecuentes. Si a ello le sumamos la baja calidad del aire en el interior de algunas viviendas, humedades, malos aislamientos… estas afecciones se vuelven recurrentes y difíciles de curar.
A menudo las familias que no consiguen pagar las facturas eléctricas se ven en la tesitura de sacrificar una alimentación saludable, lo que ha llevado a detectar casos de malnutrición infantil y en adolescentes, afirma el estudio «Precariedad energética e infancia en la ciudad de Barcelona: Una mirada desde los derechos energéticos de la infancia» elaborado por Ingeniería Sin Fronteras.
La salud mental de los más jóvenes también se puede ver afectada siendo especialmente aguda en el caso de los adolescentes, ya que demandan más intimidad, acceso a las tecnologías y un trato igualitario con sus progenitores. Además, los casos de bullying en los centros educativos por la falta de recursos, deudas, carencia de higiene corporal o llevar ropa desgastada están a la orden del día.
Esta información puedes ampliarla en los artículos La salud mental empeora a causa de la pobreza energética y ¿Cómo afecta la pobreza energética a la salud?.
Son efectos bastante graves que se van enraizando desde una edad temprana, con las correspondientes consecuencias en la vida adulta. De hecho, los datos recogidos en el Reino Unido por National Children Bureau indican que 1 de cada 20 adolescentes que viven en escasez energética está en riesgo de desarrollar algún problema de salud mental.
A este colectivo se debe sumar el hándicap en la escolarización. La inestabilidad energética se traduce en falta de concentración, dificultades para estudiar, insuficiente descanso nocturno, poco bienestar dentro de casa y el estigma social en los centros educativos mencionado anteriormente.
Algunas propuestas para mejorar la situación de estos jóvenes
La infancia y adolescencia son vistas como un camino transitorio a la edad adulta, sin considerarse en muchos casos como un colectivo concreto con necesidades específicas. En el caso de la precariedad energética, ayudaría establecer protocolos de detección en los centros educativos y medidas dirigidas en exclusiva a los niños, niñas y adolescentes a mejorar la situación energética de su hogar.
Una ciudadanía informada es una sociedad empoderada. Educar en materia energética desde la infancia traería personas adultas críticas y con capacidad de reconocer y exigir sus derechos energéticos, así como de escoger la opción de consumo más favorable en cada caso.
La educación y la sanidad públicas son un derecho fundamental para los niños y niñas. Sin embargo, si la precariedad energética puede vulnerar ambas… ¿por qué no es un derecho el poder acceder a la energía sin comprometer la salud o la economía familiar?
El acceso a la energía dignifica y aunque aún nos queda mucho camino por delante, hay algunas iniciativas que están en marcha. Por ejemplo, desde EPIU Getafe Hogares Saludables hemos impartido talleres en algunos centros educativos del municipio y realizado diversas actividades a pie de calle, combinando la diversión y la educación energética.