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Retos para conseguir que el 100% de la electricidad sea renovable

Muchos países están sustituyendo las centrales térmicas o nucleares por fuentes renovables sin afectar la demanda de suministro. Introducen energías renovables intermitentes como la eólica y la solar, teniendo éstas preferencia de entrada, en éstas franjas las centrales térmicas e hidroeléctricas paran o trabajan a menor capacidad para ajustar la generación a la demanda (las nucleares quedan exentas por la complejidad que supone el paro y reinicio de una central, en el caso de sustituir totalmente las nucleares, se daría apoyo con mayor generación en las producidas por las centrales térmicas o las hidroeléctricas).

En estos casos no existe problema cuando se tiene una capacidad de respaldo suficiente. Sin embargo, algo que no nos imaginamos que podría resultar una dificultad, como puede ser que la generación de energía renovable tenga un porcentaje muy elevado y llegue a cubrir las necesidades de energía durante la mayor parte del año, el bajo suministro de centrales convencionales cuando se necesita el respaldo mínimo, no es rentable para las compañías eléctricas. El mantenimiento de las centrales para esos ínfimos suministros lleva acompañado unos importes que deben cubrir sus costes fijos, y éstos son mucho más altos que los actuales entendiendo que lo que producen es mucho menor para los costes que supone mantenerlas.

Se exacerba la problemática de la intermitencia de ciertas renovables argumentando dramáticamente la inexistencia de sol, viento y agua cuando la demanda aumenta. La realidad es que esas situaciones extremas son improbables por no decir imposibles. Cualquier país con un mínimo de extensión tendrá variabilidad de viento, pero nunca será nulo, así como con la fotovoltaica, generará menos energía un día nublado de invierno que un día soleado de verano, pero tampoco será inexistente, y en las horas nocturnas, es evidente que no tienen la misma demanda.

De todos modos, requiere de un análisis exhaustivo para determinar la demanda mínima a cubrir con renovables y cuáles con las de respaldo. Las alternativas podemos encontrarlas en las centrales de apoyo comentadas, sistemas de almacenamiento de energía, una reducción de demanda en los picos como compromiso de muchas empresas a cambio de una compensación económica, conexiones con países vecinos, también existen otras energías que no son intermitentes como la geotérmica, la biomasa o mareomotriz, si se dispone de ellas, también se podrían encontrar soluciones.

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Hay que tener en cuenta que cada país tiene unos condicionantes, limitados por sus recursos naturales y pensar en una solución global sería una imprudencia que podría generar repercusiones costosas provocando el efecto contrario.

A veces centrarse en una escala más pequeña y hacer actuaciones puntuales ayuda a conocer mejor las necesidades y poder ofrecer soluciones a medida que acabarán desarrollándose para afectar a grandes comunidades, ciudades y por último países. Una de las iniciativas más interesantes como ejemplo es EPIU Getafe. Hogares Saludables, un proyecto europeo, perteneciente al programa Urban Innovative Actions (UIA) de la Comisión Europea, liderado por el Ayuntamiento de Getafe, que pretende identificar y reducir la pobreza energética, como hacía mención en el párrafo anterior, lo indispensable es el análisis íntegro de la zona en la que se actúe, premisa que el proyecto EPIU tiene como prioridad, recopilando información sobre el consumo de energía, los ingresos y otros factores que miden el gasto energético de los hogares, para poder catalogarlos según sus características, teniendo en cuenta el grado de vulnerabilidad, en tres escalas: hogar, edificio y barrio.

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Aunque la energía eléctrica puede ser fácilmente generada, transportada y transformada, hasta ahora no se ha logrado almacenarla de forma práctica, fácil y barata, uno de los principales retos es solventar los problemas de intermitencia con las diferentes formas de almacenamiento de energía para poder sufragar la demanda sin depender de centrales de respaldo, sin embargo, las intervenciones del proyecto EPIU pueden dar respuesta acercándose de una manera más humana al ciudadano, para así, también hacerle partícipe y dar conocimiento y soporte de los problemas expuestos, EPIU hace posible que empecemos a creer en comunidades que en un futuro podrán autogestionar su energía tratando de comprometer en menor medida las soluciones de centrales de respaldo.

El almacenamiento energético, además de la integración de las renovables, trae consigo la mejora de la eficiencia del sistema eléctrico, y éste es el principal reto al que nos enfrentamos, de momento con más o menos acierto los principales almacenamientos son el bombeo hidroeléctrico, el aire comprimido, el almacenamiento térmico, el supercondensador, los volantes de inercia, las baterías y las pilas de combustible de hidrógeno.

Quizá en un futuro, esperemos próximo, podamos contemplar comunidades de autoconsumo 100% renovable con almacenamiento de energía, por lo menos ya estamos viviendo propuestas muy interesantes como el proyecto EPIU con un propósito muy ambicioso, que aunque no llegue a resolver que el 100% de la electricidad sea renovable, sí que nos hace confiar en que se están gestando nuevas ideas que empujan el deseo de llegar a los objetivos del autoconsumo, autogestión y almacenamiento de energía renovable.

Autora: Marta Saiz Valverde, arquitecta de la Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda de Getafe.

Referencias:
Pedro Fresco “El futuro de la energía”
Iberdrola

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