Vivimos inmersos en un Sistema-Mundo con enormes desequilibrios inter e intra-sociedades. En lo que concierne a servicios básicos como el agua, el saneamiento o el acceso a la energía, ha habido innegables progresos en las últimas décadas, pero las cifras de falta de acceso o “desabastecimiento” continúan siendo tremendamente alarmantes y dolorosas. Valga como una simple reseña las siguientes estadísticas:
- Unos 660 millones de personas carecen de acceso inmediato a fuentes mejoradas de agua*
- 3 de cada 10 personas carecen de acceso a servicios de agua potable seguros (fuente de agua mejorada, disponible en el hogar y no contaminada).
- 6 de cada 10 personas carecen de acceso a instalaciones de saneamiento seguras.
- Al menos 890 millones de personas continúan con la práctica insalubre de la defecación al aire libre.
- Más de 1.200 millones de personas viven sin electricidad, la mayoría se concentra en una docena de países de África y Asia y vive en áreas rurales.
- 3000 millones de personas todavía dependen de la madera, el carbón, el carbón vegetal o los desechos de origen animal para cocinar y calentar la comida.
La pobreza hídrica y la pobreza energética, por ejemplo, son realidades con las que convivimos tanto en las sociedades “desarrolladas” como en las poblaciones empobrecidas, con características diferentes en ambas, pero con evidentes consecuencias en la salud y condiciones de vida de sus sectores más vulnerables.
La solución a esta situación pasa por un cambio estructural al que la tecnología puede contribuir, al menos parcialmente, desde su propio ámbito de acción.
Tecnología para un desarrollo sostenible
Antes de definir la aplicación de la tecnología a problemas de acceso a servicios básicos, es importante delimitar los conceptos de tecnología y sociedad, desarrollo sostenible y tecnología apropiada que están detrás del criterio global de “tecnología apropiada para el desarrollo sostenible” (TADS).
Definiríamos “tecnología” como una intervención práctica sobre un ámbito de la realidad, físico o social, que puede implicar: aparatos (industriales o artesanales), diseños, técnicas (ingenieriles o artesanales; físicas o sociales), capacidades, y conocimientos (científicos o tradicionales). La interacción entre tecnología y sociedad ha sido estudiada desde hace décadas, la crítica a la tecnología es tan vieja como la propia tecnología. La tecnología, como toda intervención, no es inocua, tiene un impacto evidente sobre el desarrollo económico de las sociedades, pero también sobre las propias relaciones sociales y personales, y los modelos culturales dominantes.
El término “para el desarrollo sostenible” indicaría el objetivo de la mejora en la condición material, social o personal de una población cuyas carencias de distinta índole, fundamentalmente materiales, se deben a causas estructurales. Desde esta perspectiva de mejora de las situaciones estructurales, «desarrollo» es «lucha contra la pobreza” con la perspectiva de la sostenibilidad en todas sus dimensiones (económica, ecológica, social) y fundamentado en los principios de precaución, necesidad, equidad, intergeneracionalidad, finitud de los recursos materiales y respeto a la biodiversidad y el medio ambiente.
Por último, la palabra «apropiadas» designa a una tradición concreta y definida de modelos de tecnología, que se tratará en la siguiente sección, pero que de forma general designaría a las tecnologías que son adecuadas a las peculiaridades y necesidades propias de una población.
Tecnologías alternativas para luchar contra la pobreza
La mayoría de los movimientos alternativos de tecnología que se han desarrollado en las últimas décadas tienen su base en el intenso debate sobre los límites del modelo desarrollista y el papel social de la tecnología en la década de los 60. Tienen en común una crítica al modelo industrial de organización de la producción y consumo masivos a partir de consideraciones de sostenibilidad ambiental, social y humana. Entre los distintos grupos cabe destacar el movimiento ecologista, de enorme influencia, ya que ha conseguido trasladar parte de sus postulados a la agenda internacional, el movimiento de tecnologías alternativas y el movimiento de tecnologías intermedias (o tecnologías apropiadas).
Aparte de la persistencia más o menos organizada de los movimientos mencionados, en los últimos 20 años han surgido otros movimientos organizados con postulados propios de relevancia y se han desarrollado muchas iniciativas de diseño de tecnologías alternativas para luchar por el acceso a servicios básicos y contra la pobreza. Agrupadas en movimientos o como iniciativas individuales, definen una vía de generación tecnológica diferente al modelo científico-industrial de desarrollo tecnológico, basado en el mercado de los países ricos.
En ese intento por caracterizar a las tecnologías apropiadas, de forma resumida diríamos que son tecnologías:
- Concebidas para satisfacer las necesidades esenciales de la población.
- Poco costosas o amortizables en un largo periodo de tiempo.
- Sencillas de usar y mantener, y con necesidades de herramientas o equipamiento mínimas.
- Modulares y/o de pequeña escala.
- Construidas con materiales accesibles localmente.
- Basadas en fuentes energéticas renovables, descentralizadas y poco intensivas: energía humana o animal, solar, microhidráulica, eólica, etc.
- Con costes de operación bajos o nulos.
- Generadoras de residuos de bajo impacto ambiental o reciclables.
- Con un hueco destacado a la creatividad y el desarrollo local.
- De gran disponibilidad, robustez y/o durabilidad.
No todas las características son cumplidas por las distintas tecnologías apropiadas. Cada problema y cada lugar pueden requerir soluciones diferentes, y la tecnología que ha sido un éxito en determinadas zonas empobrecidas no consigue implantarse en otras latitudes por razones de distinta índole. No obstante, en esa búsqueda de una tecnología independiente de un mercado controlado por las multinacionales del primer mundo e imbricada en un modelo de desarrollo realmente sostenible, hay toda una miríada de tecnologías apropiadas de implantación relativamente exitosa. Entre ellas, podríamos mencionar:
- Agua: bomba de mecate, sistema de bombeo FV o multipala eólico, Hippo roller, warka water;
- Energía: lámpara Moser, lámpara solar Glowstar, cocina mejorada Oorja, horno solar, nevera Chotukool, biodigestores locales;
- Comunicaciones: cargador solar de móviles, teléfono móvil Fairphone, “One laptop per child».
Todas ellas han logrado una vasta implantación en determinadas zonas del planeta, y están siendo utilizadas por un gran número de personas en entornos desfavorecidos. Vienen a demostrar que no hay una única tecnología posible, y que más allá la realidad tecnológica de países avanzados, hay otras alternativas que han venido a cuestionar el modelo dominante y que, fundamentalmente, pueden suponer una solución a la situación de desabastecimiento y carencia material de poblaciones empobrecidas, no solo del llamado “tercer mundo”, sino también, de nuestras “opulentas” sociedades.
*Una «fuente de agua mejorada” es aquella en la que se mantienen separadas el agua para uso humano del agua para uso de los animales y la contaminación fecal. El agua que proviene de una ‘fuente mejorada’ no está necesariamente libre de bacterias u otro tipo de contaminación.
Autor: Jorge Martínez Crespo, profesor del departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Carlos III de Madrid.
